IngenierÃa Genietica
Richard Stallman
El original
Traducción de Christian Rovner
Querido Arturo:
No puedo concederte la entrevista que me solicitas, pero al menos ahora puedo explicar cómo fui capaz de cambiar de actividad y lograr tanto en tan poco tiempo. No es la historia completa, pero pronto descubrirás el resto.
Hace cinco años, antes de convertirme en bióloga, yo tenÃa una tiendade antigüedades. Al enchufar una lámpara vieja y peculiar, paraprobarla, me llevé un gran susto. En vez de encenderse dejó escaparuna gran humareda de la que se materializó un genio que me ofreció lostres deseos de rigor.
Esbocé mi primer deseo en un anotador y lo leà en voz alta para evitar errores.
--Mi deseo es que toda la gente se vuelva definitivamente invulnerable a cualquier tipo de enfermedad, disfunción corporal, deterioro fÃsico o envejecimiento. Permanecerán vivos y seguirán pensando, sintiendo y actuando como personas saludables... ¿Qué has dicho?
--Mmm... Puede haber dificultades con ese deseo --dijo el genio, dubitativo--. Quizás debas desear alguna otra cosa.
--¿Cómo que otra cosa? Esto es lo que yo deseo.
--Un deseo como ese... no es ortodoxo. Nunca nadie pide cosas asÃ. --ParecÃa avergonzado.
--Pero de seguro habrás curado enfermedades otras veces. ¿No lo puedes hacer?
--No es lo mismo, y no lo puedo conciliar con nuestras costumbres.
--Es simple. Dijiste que me concederÃas tres deseos. No puedes echarte atrás ahora. Te he pedido un deseo, ahora cúmplelo.
--No puedo hacerme responsable por semejante desviación. Tendré que pedir consejo.
--Está bien, consúltalo. Mas no esperes que te deje escapar.
El genio se hizo humo de nuevo y buscó una chimenea para salir, pero tuvo que conformarse con la ranura para el correo. Se rematerializó una hora después. Un peso real se hubiera deslizado a través de su cuerpo, pero él parecÃa soportar uno inmaterial.
--Ese deseo es demasiado grande para ser adecuado. No puedes desear cambiar el mundo entero. Tus deseos tienen que estar relacionados a ti directamente. ¿Puedes desear alguna cosa que te incumba a ti como individuo?
--Yo podrÃa insistir, pero te lo haré fácil. Deseo una clase de poder sin precedentes.
El peso se levantó de los hombros del genio.
--Esa es la idea. ¿Qué clase de poder?
--El poder de librar a la gente de enfermedades y decadencia cuando mevean. Cuando alguien me vea, el poder se activará y hará a esa persona permanentemente invulnerable a cualquier tipo de enfermedad, disfunción corporal, deterioro fÃsico o envejecimiento. La persona permanecerá viva y seguirá pensando, sintiendo y actuando como una persona saludable. No habrá ningún signo exterior del cambio... ¿Ahora qué?
--Vaya, pensé que nos habÃamos entendido. El deseo tiene que ser de algo para ti, personalmente.
El peso regresó, sólo que más pesado.
--Esto lo es. Cualquier poder que se precie afecta a otras personas, y tu has concedido poderes a otros antes. Si yo deseara el poder de ganar siempre al ajedrez, ¿me lo concederÃas?
--SÃ, le di ese poder a un hombre hace unas pocas décadas. Una lástima que se haya vuelto inestable. ¿DesearÃas ese poder para ti?
--¿Entonces, por qué no el poder de curar y rejuvenecer a otros?
--Esto va a tener que ser debatido. Tendré que contestarte más tarde. Puede tomar algún tiempo. No tienes que quedarte aquà esperándome, yo puedo encontrarte.
La noche siguiente el genio se materializó desde mi humectador de aire. No parecÃa gustarle lo que tenÃa que decirme.
--No se me permite concederte ese deseo. Estás causando dificultades al desear cosas para otra gente. ¿Por qué no deseas algo para ti misma, algo que te complazca personalmente?
--Beneficiar a la humanidad de esta manera me darÃa más placer que cualquier otra cosa que yo pueda imaginar. ¿Cuál es tu propósito? ¿Por qué objetas deseos solidarios?
--A decir verdad, se supone que tu deseo sea egoÃsta, de modo que al final se demuestre qué tonta has sido. ¿Dónde estarÃamos los genios, concediendo deseos sabios y nobles?
--¿Esto significa que reniegas de tu palabra?
--Quizás puedes encontrar otro deseo...
No encontré ninguna manera de evadir las restricciones, pero encontré una manera de encontrar una manera.
--Está bien. Deseo algo egoÃsta. Algo que me beneficia a mÃ, directamente.
--Eso me tranquiliza. ¿Cuál es tu deseo?
--Primero, quiero ser mucho más inteligente. Quiero ser mucho mejorresolviendo cualquier tipo de problema que cualquier persona que haya vivido jamás. Desde luego, yo no deberÃa perder ninguna de mis otras habilidades mentales (o fÃsicas) al adquirir ésta.
--Muy bien, concedido.
A simple vista no hubo señales del cambio.
--Mi segundo deseo es también personal. Quiero volverme definitivamente invulnerable a cualquier tipo de enfermedad, disfunción corporal, deterioro fÃsico o envejecimiento. Deseo permanecer viva y conservar mis facultades para pensar, sentir y actuar, impidiendo heridas graves de las que comúnmente matan o mutilan a personas saludables en la flor de la vida. No habrá signos visibles del cambio excepto por la ausencia de enfermedad, incapacidad, deterioro y envejecimiento. Hazlo alterando la naturaleza y el funcionamiento interno de mi cuerpo, de modo que los cambios puedan ser heredados normalmente. Y la inteligencia superior también; quiero que mis hijos tengan todas estas ventajas. ¿O es demasiado poco egoÃsta incluir a mis hijos? --Pregunté sólo para distraer al genio de la importancia de esta especificación; habÃa calculado que aceptarÃa, y no querÃa que se percatara de sus implicaciones u objetara que esto era más de un deseo.
--No hay problema, cuidar solamente de nuestra propia familia es una forma de egoÃsmo. Concedido. ¿Y el tercer deseo?
--De ahora en más, podré controlar conscientemente mi ovulación. Ocurrirá sólo cuando yo lo decida firmemente. Este cambio no debe dañar mi fertilidad cuando decida ovular, ni la salud de mi progenie, ni ninguna otra de mis facultades. Y tiene que ser heredable también.
Las consecuencias de la longevidad que yo planeaba darle al mundo sólo podrÃan ser afrontadas mediante la anticoncepción incorporada.
--Concedido. Me alegra haber sido útil, adiós.
Con prisa se fue y apartó estos contratiempos de su mente.
Al dÃa siguiente vendà la tienda y comencé mi carrera en bioquÃmica. TenÃa que descubrir tanto el diseño normal del cuerpo humano, el cual he publicado, como las alteraciones quÃmicas y genéticas que habÃa hecho el genio en mi cuerpo, y tenÃa que hacerlo en secreto. Al insistir en que pudieran ser heredadas normalmente, me aseguré de que el genio implementara esas facultades alterando mis genes. Ahora sólo me restaba descubrir qué habÃa hecho el genio, y cómo transmitirlo a los demás.
Decidà trabajar primero en la inteligencia aumentada, asà tendrÃa compañÃa. Probablemente has oÃdo de la misteriosa enfermedad de las "manchas cuadradas". Ese es mi primer producto, un virus que confiere inteligencia como la mÃa. (Las manchas cuadradas son una caracterÃstica agregada para facilitar el diagnóstico.) Cuando la contraigas, sólo descansa en cama y come muchas proteÃnas, y estarás mejor y más inteligente, en unas dos semanas. Luego de eso, el virus seguirá siendo contagioso durante una semana más.
Seguramente alguien va a estar furioso por esto, asà que me ocultaré para cuando la historia salga a la luz. Pero una vez que contraigas el virus, no tendrás problema en encontrarme; las pistas en esta carta te dirán dónde. Por favor publica este texto sin alteraciones, para que las pistas no se distorsionen. Quiero que la gente me contacte tras contraer el virus, a fin de trabajar juntos en el envejecimiento, las enfermedades y la ovulación voluntaria. Tengo también una idea para un detector de genios asà podremos cumplir más deseos.
Tu amiga,
Ethel
Return to Richard Stallman's home page.
Please send comments on these web pages to rms@gnu.org
Copyright (C) 2001 Richard Stallman
Verbatim copying and distribution of this entire article is permitted in any medium, provided this notice is preserved.